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Introducción
Los trastornos específicos del aprendizaje son aquellos en los que la dificultad en el
aprendizaje y en la utilización de las aptitudes académicas, no se explican por
discapacidades intelectuales, trastornos sensoriales no corregidos, trastornos mentales,
neurológicos, adversidad psicosocial, falta de dominio en el lenguaje de instrucción
académica o directrices educativas inadecuadas.(1,2,3,4,5)
Estos trastornos específicos del aprendizaje se presentan, ya sea en una lectura de
palabras imprecisa o lenta, en dificultades para comprender el significado de lo que se
lee, en dificultades ortográficas, en dificultades con la expresión escrita, en dificultades
para dominar el sentido numérico y el cálculo o en dificultades para el razonamiento
matemático. En estos casos, las aptitudes académicas afectadas están por debajo de lo
esperado para la edad cronológica del niño e interfieren significativamente en su
rendimiento académico.(1,2,3,4,5)
Los trastornos específicos del aprendizaje se han convertido en la causa principal del
fracaso escolar y en uno de los mayores retos que tienen que enfrentar los maestros,
psicólogos, pedagogos, y autoridades educativas en los diferentes niveles de la
enseñanza general en prácticamente todo el mundo.(6,7) Son cada vez más abundantes
los reportes sobre esta condición del neurodesarrollo, así como los estudios que se
realizan para tratar de entender los factores neurocognitivos que subyacen a sus
manifestaciones psicológicas.(8,9,10)
Los niveles de prevalencia a nivel internacional de los trastornos específicos del
aprendizaje, según el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders (5.ª ed.)
(en lo adelante DSM-5),(5) son entre el 5 % y el 15 % en los niños de edad escolar de
diferentes lenguas y culturas. Estas cifras son corroboradas por varios autores,(11,12)
quienes afirman la aparición de estos trastornos del neurodesarrollo infantil en cerca
del 5 % de los niños en edad escolar.
En países de primer mundo, como Estados Unidos, ya desde mitad de la pasada década
se estimaba que cerca del el 48 % de las adecuaciones curriculares reportadas eran por
trastornos específicos del aprendizaje en una u otra área académica. Tales cifras han
ido en ascenso. En el Reino Unido el número de adecuaciones curriculares por trastornos
específicos del aprendizaje se ha calculado por encima del 20 % de los estudiantes con
necesidades educativas especiales. En ambos países las cifras siguen estando por encima
del 5 % de la población escolar general. Inclusive, en Estados Unidos es mucho más
significativo el problema.(13,14)
En Latinoamérica la situación también es alarmante, y las cifras no dejan de ser
elevadas a pesar de observarse una marcada tendencia en esta región a reportar los
niveles prevalencia de las formas particulares de los trastornos específicos del
aprendizaje, sin hacer análisis globales. Estudios reportados desde México, Colombia o
Brasil así lo demuestran.(15,16,17,18,19,20) En muchos casos, las dificultades para realizar
estudios poblacionales en algunos de los países más pobres, o sobre todo las dificultades
con la organización de los sistemas educativos, entorpecen en esta parte del mundo