Los principales motivos de consulta de los pacientes estudiados fueron la necesidad de apoyo
psicológico y orientación, la búsqueda de información, la ansiedad, el miedo y el manejo familiar.
Estos motivos de consulta coinciden con los planteados en un estudio realizado por Gómez Cera y
colaboradores.(14)
A consideración de los autores, esto se debe a que los efectos del distanciamiento social suelen ser
devastadores. Muchas personas experimentaron sentimientos de soledad, sensación de estancamiento,
vacío o desesperanza. Por lo general, apareció la ansiedad, el estrés y la irritación con el resto de los
miembros de la familia, por los largos períodos de encierro en el hogar. El desajuste en los horarios de
sueño, de alimentación, a partir de la ausencia de las rutinas cotidianas, provocó que aumentara la
vulnerabilidad a determinados comportamientos de riesgo como la ingestión de bebidas alcohólicas, el
consumo de cigarrillos u otras sustancias.
Las reacciones emocionales y el comportamiento se expresaron de manera intensa y muy variable, desde
el miedo, la ansiedad, como consecuencia del tiempo en cuarentena, la angustia por la muerte de familiares
o la propia crisis económica que sobrevino. Romper con la dinámica social y quedarse en casa implica un
reto personal que demanda de recursos para lidiar con las nuevas condiciones, presupone el control de los
comportamientos, la necesidad del autocuidado y la alerta de cuidar de otros.
Los rangos de edades de 20-29, 30-39 y de 40-49 son los que más solicitudes de atención psicológica
tuvieron. A consideración de los autores, esto se debe a que los mismos comprenden a la población
laboralmente activa, que recibió el impacto psicológico del aislamiento social y la carga de tener a todos
los rangos de edades conviviendo al mismo tiempo en un mismo espacio. Esta situación, en algunos casos,
detona preocupaciones, no solo con la enfermedad sino con todo lo que significa cuidar a los miembros
de la familia y la atención cotidiana a las necesidades del hogar. Lo anterior, por lo general, recae sobre
la figura femenina, por los roles asumidos por las mujeres de cuidadores del resto de la familia, lo que
puede ser causante de su necesidad de apoyo psicológico.
El 60 % de los participantes en el presente estudio refirió haber consumido alcohol, lo que está en
correspondencia con los obtenidos Llorens y colaboradores.(15) En el estudio mencionado el 62 % de los
participantes reconoció haber consumido alcohol en los últimos seis meses. El 53,7 % de ellos corresponde
al sexo masculino y el 46,3 % al femenino. El 25,9 % de los casos (n=607) fueron clasificados como
consumidores de riesgo antes del confinamiento causado por la Covid-19.
En la presente investigación, al relacionar la alteración de la escala de alcohol con el sexo, la edad, el
motivo de consulta y los ítems referidos al alcohol, se obtuvieron resultados se contraponen a los
encontrados por Rodríguez Monje y colaboradores.(16) Estos autores obtuvieron que las escalas de riesgo
adictivas se dan en todos los grupos de edades en porcentajes elevados. Fue más frecuente en varones y
en intervalos de edad extremos: hasta el 35 % de los varones menores de 25 años y más del 32 % de los
mayores de 50 años.