La prevención del tabaquismo en Cuba
Rev. Hosp. Psiq. Hab. | Volumen 15| No 1 enero-abril| 2018 |
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La realidad que muestran los estudios cubanos impone la necesidad de revertir esta situación
y trabajar de manera integrada para alcanzar mayores logros en el control del tabaco, lo que
representaría un triunfo para la salud y calidad de vida de la población. En este sentido, se
considera que el fortalecimiento de las Políticas Públicas optimizaría las acciones de
promoción de salud y prevención de tabaquismo en el país.
En el 2010 se actualizó el PNPCT a partir de las medidas recomendadas por el CMCT con el
propósito de lograr mayor impacto en los indicadores empleados por el Sistema de Vigilancia
del MINSAP: exposición al humo de tabaco, edad de inicio en el consumo, consumo per
cápita de cigarrillos y prevalencia de fumadores.
De esta manera, el PNPCT quedó integrado por cinco componentes: vigilancia, ambientes
libres de humo, información, educación y comunicación; tratamiento y rehabilitación y
legislación. En general, tiene un enfoque de promoción de salud, en tanto, sus componentes
están en correspondencia con sus cinco áreas de acción.(19) El PNPCT promueve entornos
saludables libres de humo de tabaco para la protección de los no fumadores a la exposición
a un ambiente contaminado, en especial a niños y embarazadas, e incide en la disminución
del consumo de tabaco general. Para lograr que no se fume en los centros de trabajo, de
estudio y lugares cerrados, se divulga información y realizan actividades educativas, entre
otras iniciativas que estimulen la emulación para la declaración de estos espacios libres de
humo.
El Programa se apoya en la estructura creada para la promoción de salud y la Atención
Primaria de Salud (APS) con el fin de ofrecer alternativas saludables en la reducción del
consumo de tabaco en el entorno familiar, social y cultural, y lograr la movilización y
empoderamiento comunitario. Esto implica: participación, apoyo y trabajo conjunto de la
comunidad, identificar el problema, desarrollar acciones colaborativas con todos los actores
sociales y atender las características específicas de la localidad.(20,21)
La intervención, desde edades tempranas de la vida, a través de la escuela y la familia, para
el desarrollo de habilidades sociales (relaciones interpersonales, autocontrol, manejo de
problemas, toma de decisiones y autoestima), permite crear una actitud de rechazo al
consumo, promover patrones de vida sanos y formar actitudes de autocuidado que favorezcan
la no iniciación, el abandono de fumar y la protección a la exposición al humo de tabaco. En
apoyo a esto, la Iniciativa de Escuelas Promotoras de la Salud promueve el desarrollo de
conocimiento, habilidades y destrezas en el ambiente escolar para minimizar las conductas
de riesgo y apoyar la adopción de estilos de vida saludables. (21,22)
La reorientación de los servicios de salud se ha traducido en un mayor número de acciones
preventivas y de promoción de salud, principalmente en la APS.(23) Los médicos y enfermeras
de la familia juegan un papel crucial en la inducción de un cambio gradual en los estilos de
vida de la población y en la modificación de conductas que suponen riesgo de iniciarse en el