Lacasta, realizó un estudio prospectivo en 280 familias por duelo, el cual tuvo como objetivo favorecer
que cada persona elabore su duelo de forma natural, prevenir factores de riesgo e identificar a los
deudos que necesiten una atención específica. El tipo de atención fue en el 53 % de los casos telefónica,
en el 16 % presencial, en el 12 % telefónica y presencial y en el 3 % a través de videollamada. En un 63
% de las veces se realizó apoyo, asesoramiento puntual o atención específica mientras que en el 37 % se
ofreció apoyo y disponibilidad. Las causas más importantes por las que algunos familiares no pudieron
despedirse fueron: normas del hospital, familiar enfermo o sospechoso aislado en casa, familiar vulnerable
inmunológicamente, familiar emocionalmente no preparado o considera innecesaria la despedida, distancia
de domicilio al hospital (otras provincias) o distancia en la relación (pacientes con único familiar vivo de
tercer o cuarto grado de parentesco). Por último, en relación con el tipo de duelo detectado entre los
familiares atendidos, este fue inicialmente normal en el 70,6 % de las veces, mientras que un 15,9 % fue
clasificado como de riesgo, sin diferenciar entre alto, medio o de bajo riesgo. En un 11,5 % de las familias
no se obtuvo información suficiente para identificar el tipo de duelo, principalmente porque declinaron la
atención cuando se les ofreció la posibilidad (5)
Maarten, analizó un estudio descriptivo retrospectivo en 1600 pacientes adultos en duelo (78% mujeres),
el cual tuvo como objetivo comprobar si la gravedad del duelo es mayor durante que antes del encierro
después de un duelo no relacionado con COVID-19. El resultado de dicho estudio es que no surgieron
diferencias significativas entre los niveles de duelo de las personas que participaron antes o durante la
pandemia. Sin embargo, el duelo reciente durante la pandemia provocó un dolor más severo que antes (d
= 0,17; d = 0,18). Los efectos siguieron siendo significativos después de controlar los análisis de las
variables relevantes relacionadas con las pérdidas.(7)
Tang, desarrolló un estudio descriptivo retrospectivo en 422 pacientes adultos en duelo, el cual tuvo como
objetivo estimar la prevalencia de PGD (duelo patológico prolongado) e investigó los factores
demográficos relacionados con la pérdida asociados con los síntomas de duelo prolongado entre las
personas chinas en duelo debido al COVID-19. El resultado de dicho estudio es que la prevalencia del
PGD fue 37,8%. Los factores asociados con síntomas más severos de PGD y PCBD fueron perder a una
persona cercana por COVID-19 en lugar de complicaciones, perder a una pareja, hijo, padre, abuelo,
sentirse más traumático por la pérdida, estar más cerca del fallecido y tener más conflictos con los
difuntos.(8)
Costantini, un estudio descriptivo retrospectivo transversal aleatorio, el cual tuvo como objetivo valorar
los protocolos y observar el gran impacto de la pandemia COVID-19 como factor asociado del duelo
patológico, en los hospitales italianos para que se pueda informar a los otros países. Los resultados
relevantes de dicho estudio es que implementaron cambios en las políticas y en los protocolos para los
cuidados paliativos por COVID-19, lo cual es un factor importante de la atención medica en pandemias
para el bienestar psicológico de los pacientes y personal médico. (9)
Testoni, observó mediante un estudio descriptivo retrospectivo a 12 sacerdotes católicos, el cual tuvo como
objetivo investigar a pacientes relacionadas con el contagio y por ende la muerte de familiares; y las