Sintomatología psicológica en víctimas directas e indirectas de conflictos armados
Rev. Hosp. Psiq. Hab. Volumen 20 | Nº 3 | Año 2023 |
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desplazados, de las víctimas de violencia sexual o de género, de violencia patrimonial; de manera general,
de las víctimas directas del conflicto armado.
Desde el ámbito académico e investigativo no se ha prestado suficiente importancia a este tipo de víctima
de conflicto armado. “El daño psicológico requiere ser evaluado también en las víctimas indirectas de los
sucesos violentos, que son las personas que, sin ser directamente concernidas por el acto violento, sufren
por las consecuencias del mismo”. (2)
Resultados del análisis bibliográfico
La víctima de conflicto armado puede ser directa e indirecta, (5, 17) según el tipo de participación en los
hechos armados. La victimización directa puede ser de tipo patrimonial, como la pérdida de vivienda,
recursos productivos, tierras, cultivos, animales, medios de trabajo, vehículos, propiedad privada, etc., (18,
19) sexual, como agresiones sexuales forzadas, acoso, explotación sexual, entre otras, (6, 20) física, (21)
psicológica. (22, 23, 24)
Los hallazgos sobre los efectos psicológicos en las víctimas directas de conflictos armados son precisos, y
a la vez, coincidentes. Husain y otros (25) identificaron una prevalencia de diversas patologías psicológicas
en víctimas de conflictos armados: TEPT (7,0 %), ansiedad (32,6 %) y depresión (22,2 %). Se coincide
con Echeburúa y otros (2) al considerar que las víctimas de violencia colectiva “pueden experimentar
síntomas de ansiedad y de depresión, con una pérdida de autoestima y una cierta desconfianza en los
recursos propios para encauzar la vida futura”. Se puede observar en los estudios mostrados con víctimas
directas la presencia de múltiples efectos psicológicos: TEPT, TDM, trastornos del sueño-vigilia, consumo
del alcohol y sustancias psicoactivas, pensamientos intrusivos, trastornos de las emociones, etc.
En el conflicto armado colombiano, Londoño y otros (26) hallaron una prevalencia de síntomas de ansiedad
entre el 25,7 % al 32,5 %, de trastorno de somatización entre 61,0 % y 73,8 %, abuso de alcohol (23,8 %
a 38,1 %) y trastornos de la alimentación entre 4,7 % y 11,9 %; mientras que Hewitt y otros (23) manifestaron
la prevalencia de sintomatología coincidente con TEPT (37,0 %), el trastorno de ansiedad generalizada
(43,0 %), el TDM (38,0 %) y el riesgo de suicidio (45,0 %). Además, hallaron que el 84,6 % presentan
síntomas de psicoticismo y el 34,0 % consume alcohol.
Campo y otros (27) encontraron que los trastornos de ansiedad y del estado de ánimo, problemas de
adaptación social, disfunción familiar y TEPT se presentan con mayor frecuencia en las víctimas de
conflictos armados. Además, Vanegas y otros (19) hallaron signos y síntomas de TEPT, trastornos del estado
de ánimo, cuadros de ansiedad, consumo nocivo de sustancias y trastornos de la alimentación; así como
reexperimentación, evitación e hipervigilancia.
La victimización indirecta se traduce como los impactos de la violencia directa en otros individuos con
relaciones personales significativas, como son familiares y allegados. Estos hechos de violencia hacia otras