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posterior al tratamiento activo, ya que existen menores riesgos de eventos adversos que
puedan interrumpir la intervención: urgencias vitales y ausencias producto de fatiga
asociada al tratamiento u otros.
Es importante problematizar y buscar consenso sobre buenas prácticas en la
intervención en el contexto oncológico, ya que muchas veces el timing impide tener
una medida de perfil neuropsicológico premórbida y solo se puede obtener una medida
basal de inicio de monitoreo posterior al tratamiento recibido. En cuanto a la
evaluación, de igual forma, el contexto oncológico requeriría procesos de evaluación
más flexibles, donde se ajusten las condiciones a factores como la fatiga cognitiva,
eventos médicos adversos ligados al tratamiento e imprevistos que pueden enlentecer
un proceso. El proceso de evaluación neuropsicológica se realizó en un periodo de dos
meses dado que el setting y las condiciones para la evaluación requerían de ajustes en
la duración de las sesiones.
En relación con la evaluación neuropsicológica, la literatura aborda ampliamente las
mediciones del Coeficiente Intelectual Total (CIT) en estudios con población oncológica
pediátrica, sugiriendo que las puntuaciones tienden a disminuir con el tiempo (17–19),
tendencia que es cuestionable bajo nuevos paradigmas en evaluación de habilidades
cognitivas generales.
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En este caso se observó una tendencia diferente, la cual se debe
analizar con cautela, ya que debido a la edad el paciente fue evaluado en un primer
momento con WISC-V (escala infantil) y posteriormente correspondió reevaluarse con
WAIS-IV (escala de adultos). Discutir sobre la naturaleza de las pruebas, cambios en
baremos según la edad y la manera en que son entendidos los constructos en las pruebas
neuropsicológicas es importante a fin de interpretar adecuadamente la evaluación en
sobrevivientes de cáncer infantil.
Por otra parte, BC también ilustra que la afectación motora en los pacientes con
meduloblastoma puede interferir el desempeño de las pruebas neuropsicológicas y
consolidarse como una secuela más permanente en el tiempo. La presencia de
meduloblastoma y la necesidad de resección por cirugía en la fosa posterior implica
secuelas a nivel cerebelar, las cuales están siendo descritas en mayor detalle en los
últimos años. Un tumor en el hemisferio cerebelar derecho puede estar asociado con
déficits en el razonamiento lingüístico y lógico, mientras que la lesión en el hemisferio
izquierdo induce déficits en atención y habilidades visoespaciales.
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Es importante, a fin
de mejorar el proceso de intervención, obtener información más detallada de los
procedimientos médicos realizados a fin de que el neuropsicólogo cuente con el mayor
detalle posible, ya que ayudará a ajustar la intervención bajo condiciones mejor
descritas.
Finalmente, la intervención en rehabilitación neuropsicológica, al estar basada en las
debilidades del perfil cognitivo elaborado y la afectación en la funcionalidad en el
contexto escolar o funcional, permite trabajar déficits que generan efectos en el
desempeño en la vida diaria. Como señala Wilson, la rehabilitación neuropsicológica no
debe entenderse como un alza en los puntajes de las pruebas neuropsicológicas,
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sino
que debe contemplar aspectos tales como la identidad, el bienestar psicoemocional y