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El cuadro clínico se inicia una semana después de comenzar a tomar carbonato
cálcico/colecalciferol una tableta de 1000 mg/800UI por la mañana, habiendo sido
pautado por su endocrinólogo. El motivo de dicha prescripción fue tratamiento
preventivo de osteoporosis.
Desde entonces presentó tanto sintomatología a nivel somático (sensación de debilidad
generalizada, distensión abdominal e importante cefalea) como a nivel psicopatológico
(insomnio, con aumento de ansiedad basal y paroxística, así como un evidente
empeoramiento anímico).
Por todo lo referido, acudió a su médico de atención primaria (MAP). Tanto la propia
paciente como su médico, no asociaron la aparición del cortejo sintomático a la
administración de la vitamina D3. No obstante, dada la importante repercusión negativa
sobre su descanso nocturno su MAP le prescribió tratamiento hipnótico (una tableta de
loprazolam de 1 mg por la noche).
A pesar de ello, el malestar emocional y el aumento de ansiedad, no cedieron llegando
a alcanzar tal intensidad que incluso presentó ideación suicida pasiva reactiva: “no
tengo ganas de vivir”. Es en este contexto, cuando sus familiares directos deciden dos
días después llevarla nuevamente a su MAP y este la remite directamente al SUH.
En urgencias se realizó una analítica general de despistaje orgánico, sin incluirse los
niveles de calcio en sangre (no se valoró una hipercalcemia como la posible etiología
del cortejo sintomático), y se realizó en ese mismo momento una derivación a
Psiquiatría de Urgencias.
Dado que el tratamiento hipnótico pautado por su MAP no había resultado ser
suficientemente eficaz, y tampoco había cedido el resto de sintomatología psiquiátrica
(ansiedad, sentimiento de desesperanza vital, ideación tanática…), se le pautó más
tratamiento psicofarmacológico: desvenlafaxina de 50 mg por la mañana; lorazepam de
1 mg tres veces al día y quetiapina de 25 mg por la noche.
A pesar de que dicho ajuste del tratamiento resultó ser parcialmente efectivo: cesó el
insomnio y no lloraba diariamente, apareció durante la semana siguiente una marcada
ideación rumiativa por parte de la paciente en torno a la posibilidad de que el
calcio/colecalciferol le hubiera producido esta sintomatología: “esta medicación ha
afectado a mi sistema nervioso… me ha amargado mi vida”.
Ante la falta de mejoría clínica evidente en la esfera afectiva y el aumento de ansiedad
rumiativa (mantenía su discurso rumiativo centrado en percepción subjetiva de
perjuicio del calcio/colecalciferol), acudió nuevamente al SUH. En esta segunda
ocasión, se realizó una nueva anamnesis, exploración física y se solicitó otra analítica
general. Asimismo, se realizó una nueva interconsulta intrahospitalaria urgente al
servicio de Psiquiatría, quienes en esta segunda intervención sí recomendaron incluir
los niveles de calcio en sangre en la analítica general solicitada ante la sospecha de una
posible hipercalcemia iatrogénica como agente causal del cuadro psicopatológico.