Este material es publicado según los términos de la Licencia Creative Commons Atribución–NoComercial 4.0. Se permite el uso,
distribución y reproducción no comerciales y sin restricciones en cualquier medio, siempre que sea debidamente citada la fuente
primaria de publicación.
Existen diferencias con Torres y otros, quienes hallaron que el 45,24 % de los hombres
emplearon una estrategia de afrontamiento basada en la reestructuración cognitiva,
que se manifestó en cambiar la perspectiva de visualizar el problema, hacia un enfoque
positivo, desarrollando para ello acciones de autocuidado y el cumplimiento de las
indicaciones médicas, mientras que, el 37,04 % de las mujeres, utilizaron la resolución
de problemas, estrategia centrada en encontrar alternativas de solución.
(17)
Tampoco se coincide con los resultados de Soto, quien encontró que las mujeres
utilizaron más las estrategias relacionadas con la negación, mientras que los hombres
son más propensos a utilizar un afrontamiento activo como respuesta ante el contagio
con COVID-19.
(18)
En el caso del análisis de las variables apoyo social y lugar de residencia. Es importante
mencionar que las 16 parejas con alta percepción de apoyo social provenientes del área
urbana, tuvieron una evolución más rápida y favorable con respecto a la enfermedad y
se adaptaron mejor al proceso del embarazo.
Un elemento en común que tienen estas parejas, es el hecho de reconocer como figuras
importantes de su red de apoyo social a los familiares. Esto guarda relación con la
literatura científica, al plantear que la percepción de apoyo familiar es un componente
que favorece la salud gestacional, así como la adaptación a la maternidad.
(19,20)
En cuanto a los datos expuestos en la tabla 4, se pudo demostrar que el tipo de apoyo
social que se tenga repercutirá en el afrontamiento a la enfermedad, dada la asociación
estadística significativa entre estas variables. En ese sentido, se aprecian coincidencias
con Valero y otros, quienes señalan que la manera en que el individuo responde a esta
enfermedad, puede depender de sus antecedentes, el apoyo social de familiares y
amigos, sus antecedentes de salud, la comunidad en la que vive y muchos otros
factores.
(13)
En el presente estudio, se apreció que los individuos que tuvieron una
reacción emocional como estilo de afrontamiento a la enfermedad, recibieron un apoyo
social de tipo emocional. Ello guarda similitud con Jiménez y Lavao, quienes
identificaron que aquellos pacientes que emplearon una estrategia de afrontamiento
centrada en la emoción, igualmente recibieron un apoyo social emocional.
(21)
En cuanto a las variables estilos de afrontamiento y el nivel de percepción del apoyo
social, se pudo observar que tanto los pacientes como las parejas que emplearon la
búsqueda de información relevante y la reacción emocional como estilos de
afrontamiento a la enfermedad, tuvieron una alta percepción del apoyo social. Estos a
su vez refirieron durante la entrevista, mayor control personal sobre el hecho de estar
contagiados con COVID-19 y mayor sensación de bienestar, tanto a nivel físico como
emocional. Lo anterior coincide con los estudios realizados por investigadores
villaclareños, quienes encontraron que los sujetos que perciben altos niveles de apoyo
social, tienen un alto autoconcepto, un estilo de afrontamiento más adecuado ante el
estrés, una mayor autoestima y autoconfianza, mayor control personal y bienestar
subjetivo, así como una mejor salud en general.
(22,23)