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Revista del Hospital Psiquiátrico
de La Habana
Volumen 19 | Nº 2 | Año 2022 ISSN: 0138-7103 | RNPS: 2030
_____________________________________________
Artículo original
Aspectos clínico-epidemiológicos de salud mental en niños durante el
confinamiento por COVID-19
Clinical-epidemiological aspects of mental health in children during
confinement by COVID-19
Rolando Rodríguez Puga
1
Yoánderson Pérez Díaz
1
Orisel Rodríguez Abalo
2
Liliana Díaz Pérez
1
1
Hospital Pediátrico Docente Provincial “Dr. Eduardo Agramonte Piña”. Camagüey,
Cuba.
2
Hospital Materno Docente Provincial “Ana Betancourt de Mora”. Camagüey, Cuba.
Recibido: 20/6/2022
Aceptado: 22/8/2022
RESUMEN
Introducción: El confinamiento durante la COVID-19 y el estrés asociado pueden afectar
al bienestar infantil.
Objetivo: Identificar los aspectos clínico-epidemiológicos de salud mental en niños
durante el confinamiento por COVID-19.
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Método: Estudio observacional, descriptivo, de corte transversal, realizado en el
Hospital Pediátrico Docente Provincial “Dr. Eduardo Agramonte Piña”, de Camagüey,
desde el 1 de enero al 31 de diciembre del 2021.
El universo y la muestra estuvo
compuesta por 144 (mujeres) con sus hijos (144) que ingresaron en los servicios Maceo,
Adolescente y Cardiología, seleccionados al azar. Las variables estudiadas incluyeron:
grupo etario, sexo, dificultades emocionales, factores de riesgo (ubicación geográfica
del domicilio, alimentación, práctica de ejercicio físico, nivel socioeconómico,
relaciones sociales, trastornos del sueño), atención especializada. Los datos se
expresaron en valores absolutos y porcentajes.
Resultados: El 57,6 % de las madres informaron que, durante el confinamiento sus hijos
padecieron reacciones emocionales negativas, 78,5 % presentaron una inadecuada
alimentación, el 90,3 % problemas en el sueño y el 70,1 % no practicaban ejercicio físico.
Los niños que procedían de zona rural presentaron menos dificultades emocionales
(22,9 %) que los de zona urbana (74,0 %), siendo los de nivel socioeconómico medio y
alto los que presentaron menos dificultades emocionales, con el 43,7 % y 13,3 %,
respectivamente. Los que más socializaron presentaron menos reacciones emocionales
perjudiciales (38,8 %).
Conclusiones: Los datos sugieren que una adecuada alimentación, buenas relaciones
sociales, practicar ejercicio físico, benefician a la salud mental infantil en situaciones
de aislamiento.
Palabras clave: salud mental; niños; confinamiento; COVID-19.
ABSTRACT
Introduction: Confinement during COVID-19 and associated stress can affect children's
well-being.
Objective: To determine the clinical-epidemiological aspects of mental health in
children during COVID-19 confinement.
Method: Cross-sectional, descriptive observational study carried out at Dr. Eduardo
Agramonte Piña Provincial Teaching Pediatric Hospital in Camaguey, from January 1,
2021 to December 31, 2021 The universe and the sample consisted of 144 (women) with
their children (144) who were admitted to Maceo, Adolescent, and Cardiology services,
selected at random. The variables studied included: age group, sex, emotional
disorders, risk factors (home geographic location, diet, practice of physical exercise,
socioeconomic situation, social relationships and sleep disorders), and specialized care.
Data were expressed in absolute values and percentages.
Results: 57.6 % of mothers reported that during confinement, their children suffered
from negative emotional reactions, 78.5 % had inadequate nutrition, 90.3 % had sleep
disorders, and 70.1 % did not practice physical exercise. Children from rural areas
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presented less emotional disorders (22.9 %) than those from urban areas (74.0 %), being
those who had average and high socioeconomic status the ones who presented less
emotional disorders, 43.7 % and 13.3 % respectively. Those who socialized more
reported fewer harmful emotional reactions (38.8 %).
Conclusions: Data suggest that adequate nutrition, good social relationships, and
physical exercise benefit children's mental health in isolation situations.
Keywords: mental health; children; confinement; COVID-19.
Introducción
En diciembre del 2019, en la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei perteneciente a la
República Popular de China, se presentó un caso de neumonía de etiología desconocida,
la cual era producida por el Síndrome Agudo Respiratorio Severo (SARS), por lo que la
Organización Mundial de la Salud (OMS) le colocó el nombre de SARSCoV-2 que provoca
la enfermedad de COVID-19. Esta era de fácil transmisión, por lo cual tuvo una rápida
extensión a nivel mundial y fue denominada como pandemia por la OMS, reportando
miles de casos de morbimortalidad hasta el día de hoy, llegando a la cifra de 503 993
363 personas, siendo el continente americano el que mayor cifra de muertes reporta
con 2 744 530 representando el 54,5 % del total según cifras oficiales publicadas hasta
el 16 de abril de 2022.
(1,2)
Esta neumonía es provocada por un virus de rápida propagación cuya vía de trasmisión
es directa, es decir; de persona a persona mediante gotitas de flugge, las mismas que
son inhaladas cuando el portador habla, ríe o tose; e indirecta, cuando se entra en
contacto con la mucosa oral o nasal, fómites, conjuntiva ocular y saliva del paciente
infectado, su periodo de incubación y presentación de signos y síntomas es entre 1 a 14
días según la OMS. Se ha demostrado que aquellos individuos que se encuentren dentro
del periodo de incubación, así como los que son asintomáticos, pueden trasmitir el
virus.
(3,4)
Los casos pueden ser leves, también moderados y graves, dependiendo de los
antecedentes patológicos personales. Pacientes con hipertensión arterial, diabetes
mellitus, eventos cerebrovasculares, enfermedades endocrinas, cardiacas, respiratorias
e inmunosuprimidos, son aquellos que pueden desarrollar la forma grave de la
enfermedad provocando alteración renal, falla cardiaca insuficiencia respiratoria y la
muerte.
(3,4)
El 11 de marzo del 2020 fueron diagnosticados los primeros casos de coronavirus en
Cuba. De acuerdo con las estadísticas notificadas por las autoridades del Ministerio de
Salud Pública, se confirmaron mediante prueba de reacción en cadena a la polimerasa
(PCR) 1 099 736 pacientes de los cuales 8520 fallecieron por COVID-19, según cifras
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oficiales publicadas el 16 de abril de 2022. En la provincia Camagüey, hasta el 27 de
marzo de 2022 se habían diagnosticado 78 832 casos positivos y 635 fallecidos.
(2)
La pandemia por coronavirus 2019 (COVID-19) está afectando profundamente en la vida
de las personas de todo el planeta. Las medidas de cuarentena representan una
acumulación peligrosa de factores de riesgo para problemas de salud mental en niños y
adolescentes de enormes proporciones: la situación económica ha empeorado, con altos
y crecientes niveles de desempleo en todos los países afectados.
(5)
La situación económica, junto con el aislamiento y las restricciones de contacto físico,
suponen cambios significativos en el entorno psicosocial de los países afectados y
situaciones de estrés en muchos de sus ciudadanos. Esta situación de factores
acumulativos de estrés afecta también de forma directa a los niños, adolescentes y a
sus familias.
(5)
Por un lado, las guarderías y las escuelas se han cerrado, lo que conduce a una ruptura
de horarios y rutinas previas y un distanciamiento de su grupo de pares; los contactos
sociales están muy limitados, con el consiguiente alejamiento de figuras clave de su
entorno, se han cancelado las actividades de ocio fuera del hogar y los niños y
adolescentes carecen de espacios adecuados donde desarrollar juego y deporte.
(5)
Por otro lado, los padres tienen que compatibilizar el apoyo en la educación de sus hijos
en el hogar con el trabajo desde casa sin el apoyo externo de otros miembros de la familia
y en ausencia de los sistemas de apoyo sanitario y social. A todo esto, se añaden las
preocupaciones y ansiedades relacionadas con las noticias catastróficas de la COVID-19
en los medios de comunicación, la posible enfermedad o rdida de familiares y las
situaciones sobrevenidas de pobreza yrdidas de empleo en elcleo familiar.
(5)
Las relaciones familiares, el contacto social y con la comunidad son factores que
influyen en la capacidad de adaptación y resiliencia de los individuos, protegiéndolos
en tiempos de crisis, por lo que su interrupción puede disminuir la capacidad de
recuperación de los individuos y las familias.
(4,5)
Muchas de las consecuencias referidas, están descritas como posibles factores
predisponentes de un amplio abanico de problemas de salud mental en niños y
adolescentes, existiendo ya algunos estudios que muestran un alto porcentaje de
problemas psicológicos y trastornos mentales derivados de la epidemia del COVID-19 en
China.
(6)
Los servicios de salud mental infantojuveniles son cruciales para dar una respuesta a las
consecuencias psicológicas del brote de COVID-19 por el impacto psicosocial, en los que
el miedo, la incertidumbre y la estigmatización son comunes. Se necesitan habilidades
tanto clínicas como investigadoras y una buena red de recursos para ayudar a identificar
y manejar las consecuencias negativas para la salud mental de la pandemia.
(7)
En Cuba, García Morey y otros
(8)
realizaron un estudio sobre el malestar psicológico en
los niños y adolescentes por la situación de distanciamiento físico, encontrando que la
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mayoría expresaron malestar psicológico dado por exceso de apego y horario de sueño
alterado en más del 60,0 %.
La provincia Camagüey fue una de las más afectadas durante el pico pandémico que se
presentó durante el año 2021, por lo que provocó que el confinamiento se prolongara,
comenzando a presentarse problemas relacionados con la salud mental en la población
pediátrica. En virtud de lo antes expuesto se realizó esta investigación para identificar
los aspectos clínico-epidemiológicos de salud mental en niños durante el confinamiento
por COVID-19.
Métodos
Estudio observacional, descriptivo, de corte transversal, realizado en el Hospital
Pediátrico Docente Provincial “Dr. Eduardo Agramonte Piña”, de Camagüey, desde el 1
de enero al 31 de diciembre del 2021.
El universo y la muestra estuvo compuesta por
144 (mujeres) con sus hijos (144) que ingresaron en los servicios Maceo, Adolescente y
Cardiología, seleccionados al azar, con disposición de participar en la investigación y
que firmaran el consentimiento informado.
El Consejo Científico y el Comité de Ética Médica del Hospital Pediátrico aprobaron los
documentos correspondientes para la realización de la investigación. Se tuvieron en
cuenta los principios éticos de confidencialidad de la información de los pacientes
siguiendo lo estipulado en la Declaración de Helsinki.
La recolección de los datos se efectuó mediante una encuesta, llenada por los autores,
la cual contenía las siguientes variables: grupo etario, sexo, dificultades emocionales,
factores de riesgo (ubicación geográfica del domicilio, alimentación, práctica de
ejercicio físico, nivel socioeconómico, relaciones sociales, trastornos del sueño),
atención especializada. A partir de su realización la encuesta se convirtió en el registro
primario de la investigación. Como fuente secundaria se utilizaron las historias clínicas
de los pacientes. Los datos se procesaron mediante el programa estadístico SPSS versión
23.0. Se aplicó estadística descriptiva y los resultados se expresaron en valores absolutos
y porcentaje para el total de las variables.
En el contexto de este trabajo, se entiende por:
Alimentación adecuada: aquella que proporciona los nutrientes que el cuerpo necesita
para mantener su adecuado funcionamiento, con sus seis comidas al día y el consumo
de agua recomendado.
(4,5)
Relaciones sociales adecuadas: interacciones con otras personas ajenas al ámbito del
núcleo familiar que resultan beneficiosas.
(4,6)
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primaria de publicación.
Trastornos del sueño: dificultades que incluyen conciliar el sueño, permanecer dormido,
quedarse dormido en momentos inapropiados, dormir demasiado y conductas anormales
durante el sueño.
(4,5,6)
Ubicación geográfica: zona rural o urbana, considerándose la primera los pequeños
pueblos apartados cuya actividad principal se centra en las labores agrícolas, ganadería,
forestales, explotación de recursos naturales y no cuentan con redes de agua, mientras
la segunda se refiere a los pueblos grandes que disponen de servicios.
(5,6)
Ejercicio físico: caminar, bailar, subir y bajar escaleras, practicar algún deporte.
(4,6)
Nivel socioeconómico: según los ingresos de la familia en su conjunto, quedando como
bajo menos de 5000 pesos, medio entre 5000-10 000 y alto más de 10 000.
Resultados
Como se observa en la tabla 1, se encontró predominio del grupo etario de 10 a 14 años
de forma general (19,4 %); así como del sexo masculino (54,2 %). Las dificultades
emocionales se hicieron más frecuentes en los varones de 15-18 años (10,4 %), mientras
en las hembras el grupo de 10-14 años sobresalió con 9,7 %. El 57,6 % (83) de los niños
estudiados presentaron dificultades emocionales.
Tabla 1 - Distribución de los pacientes según edad, sexo y presencia de dificultades emocionales
Edad
(años)
Femenino
Dificultades
emocionales
Masculino
Dificultades
emocionales
Total, por
grupo etario
y sexo
Total, por grupo etario
y dificultades
emocionales
No. (%)
No. (%)
No. (%)
No. (%)
No. (%)
0-4
18 (12,5)
27 (18,8)
13 (9,0)
45 (31,3)
21 (14,6)
5-9
10 (6,9)
13 (9,0)
6 (4,2)
23 (15,9)
10 (7,0)
10-14
23 (16,0)
19 (13,2)
14 (9,7)
42 (29,2)
28 (19,4)
15-18
15 (10,4)
19 (13,2)
15 (10,4)
34 (23,6)
24 (16,6)
Total
66 (45,8)
78 (54,2)
48 (33,3)
144 (100)
83 (57,6)
Dentro de las dificultades emocionales identificadas (Fig. 1) se encuentran la
hiperactividad en el 44,4 % de los casos, estado de descontento o depresión (43,1 %) y
comportamiento inadecuando en circunstancias normales (36,8 %).
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Nota: La figura 1 no es de total puesto que un mismo paciente presentó varias dificultades emocionales, sin embargo, el porcentaje ha
sido calculado en relacn a la muestra estudiada (144).
Fig. 1 - Distribución según dificultades emocionales.
En la tabla 2 se ubican los factores de riesgo que se identificaron en la presentación de
las dificultades emocionales, observándose predominio de los niños de zona urbana 96
(66,7 %) sobre los de zona rural 48 (33,3 %), presentando estos los últimos, menos
dificultades emocionales 11 (22,9 %) que los primeros 71 (74,0 %). Por otra parte, los
que llevaron una alimentación adecuada fueron menos 31 (22,5 %) en comparación con
los que se alimentaron de manera inadecuada 113 (78,5 %), presentando alteraciones
emocionales 6 (19,4 %) y 77 (68,1 %) respectivamente, mientras que solo 43 (29,9 %)
niños practicaban ejercicio físico y el 70,1 % (101) se encontraba sedentario. Los de
familia con un nivel socioeconómico bajo 58 (38,9 %) presentaron más dificultades
emocionales 86,2 % que los de familia de nivel socioeconómico medio 43,3 % y alto
13,3 %. Las relaciones sociales adecuadas pudieran influir positivamente sobre las
emociones 38,8 %, así como la ausencia de los problemas del sueño 28,6 %.
Tabla 2 - Distribucn de la población estudiada según factores de riesgo y dificultades
emocionales presentes
Factores de riesgo
No. (%)
Dificultades emocionales
No. (%)
Ubicación geográfica del domicilio
Urbana
Rural
96 (66,7)
48 (33,3)
71 (74,0)
11 (22,9)
Alimentación
Adecuada
Inadecuada
31 (22,5)
113 (78,5)
6 (19,4)
77 (68,1)
28
16
53
62
52
64
45
Incapacidad en el desarrollo del aprendizaje (19,4 %)
Incapacidad de relacionarse con otras personas (11,1 %)
Comportamiento inadecuando en circunstancias normales (36,8 %)
Estado de descontento o depresión (43,1 %)
Tendencia a demostrar temores (36,1 %)
Hiperactividad (44,4 %)
Agresión (31,3 %)
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Práctica de ejercicio físico
No
43 (29,9)
101 (70,1)
10 (23,3)
73 (50,7)
Nivel socioeconómico
Alto
Medio
Bajo
15 (10,4)
71 (49,3)
58 (40,3)
2 (13,3)
31 (43,7)
50 (86,2)
Relaciones sociales
Adecuadas
Inadecuadas
98 (68,1)
56 (38,9)
38 (38,8)
45 (80,4)
Trastornos del sueño
No
130 (90,3)
14 (9,7)
79 (60,8)
4 (28,6)
Nota: En la tabla 2 no se determina total general debido a que se relacionan varias variables en las que queda agrupado el total
de casos a cada instancia, mientras el porcentaje de las dificultades emocionales fue determinado atendiendo al total del factor
de riesgo en cada opción, por ejemplo, en cuanto a la ubicación existen dos opciones, rural y urbana, donde queda incluida la
muestra (144). Es decir 96 procedían de zona urbana y 48 de zona rural, sumando 144 que es el total objeto de estudio. Cuando
analizamos dificultades emocionales según ubicación geográfica obtenemos que de los 96 pacientes que viven en zona urbana, 71
presentaron dificultades emocionales, lo que representa el 74,0 % y así sucesivamente.
De los 83 niños que presentaron dificultades emocionales solo 12 (14,4 %) habían sido
identificados, ya sea por un pediatra 4 (4,8 %), médico de familia 3 (3,3 %), psiquiatra
infantil y/o psicólogo 2 (2,4 %) y personal de enfermería 1 (1,2 %).
Nota: El porcentaje de la figura 2 fue precisado mediante el total de pacientes que presentaron dificultades emocionales (83).
Fig. 2 - Distribución de los casos identificados por los profesionales de la salud.
0
1
2
3
4
5
Médico de
Familia
(3)
Enfermera
(1)
Pediatra
(4)
Psiquiatra
Infantil (2)
Psicólogo
(2)
Otro
profesional
(0)
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Discusión
La interpretación de los resultados anteriores permitió a los investigadores identificar
las principales dificultades emocionales y factores de riesgo presentes en niños durante
la cuarentena por COVID-19. Los autores consideran que existen elementos
preexistentes que pueden sumarse de forma negativa al confinamiento, repercutiendo
con un peso mayor en la salud metal de la población en general y de la pediátrica en
particular.
Algunos estudios revelan que los adolescentes mayores presentan más síntomas de
depresión en comparación con los niños más pequeños. Por lo tanto, el impacto
psicológico de la pandemia de coronavirus puede ser más grave con el aumento de la
edad, resultados con los que coincidimos al obtener en el presente estudio, predominio
de dificultades emocionales en adolescentes de edades más avanzadas.
(9)
El género también influye en la probabilidad de verse afectado negativamente por la
pandemia de coronavirus. Las investigaciones revelan que las adolescentes son más
propensas a mostrar síntomas depresivos y de ansiedad. La investigación también
proporciona pruebas de que las hembras tienen un mayor riesgo de desarrollar
problemas psicológicos como resultado de la pandemia de coronavirus, obteniéndose en
esta investigación resultados que no están en correspondencia a lo antes referido al
primar los varones, principalmente los que se encontraban en la segunda etapa de la
adolescencia.
(10)
Un estudio realizado en niños pequeños descubrió que los mismos eran más propensos a
desarrollar síntomas emocionales debido al coronavirus en comparación con los niños
mayores, no estando en correspondencia los resultados de este análisis donde
predominaron de forma general los adolescentes de la primera etapa.
(11)
Se identificaron resultados similares a los del estudio realizado en España, donde el
76,1 % de los niños aumentó la frecuencia en al menos alguna de las reacciones
evaluadas durante el confinamiento, observándose que las reacciones emocionales
(24,1 %) y conductuales (65,3 %) fueron las más prevalentes.
(12)
En este estudio se determinó un porcentaje superior de reacciones emocionales
negativas al 69,6 % informado por una investigación, lo que sugiere que la situación de
confinamiento en el hogar ha afectado al bienestar de los niños.
(13)
Las reacciones emocionales más prevalentes fueron: dejar tareas sin terminar (28,6 %),
mostrar irritabilidad (28,6 %), dificultad para concentrarse (24,1 %), mostrar desinterés
(24,0 %) y mostrarse desanimados (23,2 %), resultados con los que no coinciden los
autores de esta investigación donde predominaron la hiperactividad y el estado de
descontento o depresión.
(13)
Los resultados del presente estudio se encuentra en correspondencia con lo comunicado
por Marques de Miranda y otros
(9)
sobre el riesgo de tener problemas psicológicos en
dependencia del área geográfica, ya sea urbana o rural, siendo las primeras las de mayor
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peligro, ya que los niños que viven en zonas altamente epidémicas tienen más problemas
psicológicos en comparación con otros niños.
Varias investigaciones destacan que las alteraciones emocionales en niños durante la
cuarentena condujeron al consumo de dietas menos adecuadas, situación que se
intensificó debido al alto precio de los alimentos y a la poca accesibilidad. Esto puede
provocar aumento de la obesidad y pérdida de capacidad cardiorrespiratoria. Los
análisis realizados por los autores en el presente estudio se encuentran en relación a lo
planteado al obtener preponderancia de niños con inadecuada alimentación.
(9,15,16,17)
Autores como De Pee y otros
(17)
se refieren a los altos precios de los alimentos, lo que
redujo la diversidad, la calidad nutricional de la dieta y la cantidad de alimentos
disponibles en el hogar, lo que llevó a una alimentación inadecuada.
Un estudio analizó cómo la pandemia de coronavirus ha afectado más desde el punto de
vista emocional a los niños desfavorecidos, con bajo nivel socioeconómico.
(2,4)
La pandemia y los problemas económicos han agravado la desigualdad social. Esto fue
más evidente en las naciones en desarrollo, donde los cierres provocaron la privación
de la nutrición de los niños pequeños. En Cuba la diferencia de clases no es tan
significativa, ya que todos adquieren igual cantidad de productos normados,
completando la canasta básica con la solvencia económica de la familia según el salario
devengado. Por tal motivo, no todos los niños cuentan con igual nivel socioeconómico,
lo que explica los resultados obtenidos en este estudio, al presentar más dificultades
emocionales los niños con nivel socioeconómico bajo y medio que los de hogares con
mayor poder adquisitivo.
(4,18)
Varios autores coinciden en que las relaciones sociales, incluidos los vínculos familiares
y comunitarios, desempeñaron un papel fundamental en los resultados de la salud
psicológica de la población pediátrica durante la pandemia. La presencia de un sistema
de apoyo logró proteger a los niños y a los grupos vulnerables contra el malestar
psicológico y emocional, conclusión en la que convergen los resultados obtenidos en
este estudio, donde los niños que presentaron relaciones sociales adecuadas padecieron
menos dificultades emocionales.
(4,6)
Investigadores destacan que el papel del pediatra en tiempos de COVID-19 es promover
la salud mental, los problemas de desarrollo, reconocer los problemas de salud
psicológica y coordinarse con otros proveedores de atención médica para tratar los
problemas de salud mental de los niños.
(18)
Varios autores aconsejan tener en cuenta el papel de los médicos de familia, pediatras,
psicólogos y otros, volviéndose más crítico ante las circunstancias del coronavirus y el
impacto resultante. Deben estar preparados y ser capaces de proporcionar servicios a
los padres. De la misma manera deben promover la atención sanitaria educando, estar
atentos a los signos físicos de estrés y a los problemas de salud mental como las
autolesiones.
(19,20)
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primaria de publicación.
Las limitaciones de este estudio son las propias de un estudio transversal, resultando
imposible determinar la relación causa y efecto. A pesar de ello, las conclusiones
obtenidas tienen importantes implicaciones para el campo de la salud mental en
pediatría y la toma de decisiones al prestar mayor interés a las alteraciones emocionales
que producen en niños tiempos prolongados de aislamiento.
En este sentido, ante posibles confinamientos futuros, bien por rebrotes del actual
COVID-19 o por otras crisis epidemiológicas, resulta necesario tener en cuenta el efecto
potencial del confinamiento en la salud de los niños.
Se concluye que la población pediátrica durante el confinamiento por la COVID-19 se
vio afectada al presentar dificultades emocionales que se exacerbaron con los distintos
factores de riesgo ya existentes o que aparecieron de manera circunstancial. Los datos
sugieren que una adecuada alimentación, buenas relaciones sociales, practicar ejercicio
físico, adecuada higiene del sueño, benefician a la salud mental infantil en situaciones
de aislamiento.
Se recomienda a los profesionales de la salud y en especial a los de la salud mental
aplicar promoción y prevención para evitar que se presenten estos desórdenes
emocionales en niños y con ellos se desencadenen complicaciones que pongan en peligro
la salud mental en un futuro. Desarrollar estrategias de información, educación y
capacitación sobre los factores de riesgo dirigidas principalmente a las poblaciones
expuestas. Fortalecer la identificación de los trastornos emocionales y contrarrestarlos.
Realizar estudios de investigación sobre esta temática, que resulten en la
implementación de adecuadas estrategias educativas.
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Conflicto de intereses
Los autores declaran que no tienen conflicto de intereses.
Contribuciones de los autores
Conceptualización: Rolando Rodríguez Puga
Curación de datos: Rolando Rodríguez Puga, Yoánderson Pérez Díaz
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primaria de publicación.
Análisis formal: Rolando Rodríguez Puga, Liliana Díaz Pérez
Investigación: Rolando Rodríguez Puga, Yoánderson Pérez Díaz
Metodología: Rolando Rodríguez Puga, Yoánderson Pérez Díaz
Supervisión: Liliana Díaz Pérez
Validación: Orisel del Carmen Rodríguez Abalo
Visualización: Orisel del Carmen Rodríguez Abalo
Redacción-borrador original: Rolando Rodríguez Puga
Redacción-revisión y edición: Rolando Rodríguez Puga, Yoánderson Pérez Díaz