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Introducción
Los alucinógenos han formado parte milenaria de ceremonias y rituales religiosos en
varias civilizaciones, desde las más primitivas hasta las más avanzadas. Algunas culturas
de la antigüedad descubrieron que ciertas plantas medicinales tenían un poder
enteogénico, es decir, que poseían la propiedad de generar estados alterados de la
conciencia y del sentido del tiempo, además de distorsionar los sentidos a nivel de
criterio de respuesta y modificar la organización racional del pensamiento.(1,2) El
Trichocereus pachanoi, también en el Perú como cactus San Pedro, es una planta que
contiene mescalina como principio activo, la cual es un poderoso alucinógeno. En el
norte de Perú, la tradición de los curanderos tradicionales se ha preservado desde el
periodo Cupisnique. Parte importante de la población participan en actividades
ceremoniales en las mesas de curanderismo, en las que el chamán se ocupa de diversas
enfermedades psicosomáticas, denominadas síndromes culturales.(3,4,5)
Investigaciones precedentes señalaron que los roedores pueden usar cuatro formas
principales de navegación para resolver tareas espaciales: dirección, guía, mapeo e
integración de rutas.(6) En el aprendizaje direccional, también denominado cartográfico,
el proceso de búsqueda se basa en las acciones obtenidas durante la tarea (índices de
aprendizaje basados en el desempeño con éxito). En el aprendizaje guiado, el animal
aprende con base en la asociación entre los estímulos de señales y los objetivos. Estas
dos formas de navegación fundamentan ejemplos de condiciones asociadas.(7) Sin
embargo, en el aprendizaje cartográfico es relevante que los animales utilicen las
señales del ambiente para representar su entorno (mapas cognitivos), lo cual les
permite localizar objetivos.(8,9) La integración de la ruta se expresa cuando la
trayectoria ambiental no puede proporcionar información suficiente, entonces,
mediante una actualización de la información basada en el sistema de referencia
interno, se logra encontrar una posición del punto de partida antes del inicio de la
travesía,(10,11) y el animal puede utilizar principalmente un sistema para indicaciones de
tipo cinestésico, en el que muchas estrategias de navegación espacial parecen depender
de diferentes sistemas de almacenamiento.(12,13)
Al estudiar la memoria espacial de los roedores, se han diseñado diferentes modelos
experimentales,(14) el laberinto acuático de Morris es uno de los modelos más utilizados.
En este modelo las ratas tienden a utilizar indicadores visuales conocidos para acercarse
a la plataforma acuática desde una dirección conocida para identificar su ubicación.
Como es sabido, la función cerebral involucrada en la realización de esta tarea depende
básicamente del hipocampo, que juega un papel principal en la memoria, una de las
regiones del cerebro con más receptores serotoninérgicos.(15,16) En los últimos años se
han comenzado a aclarar los mecanismos moleculares intracelulares surgidos a la luz de
los estresores. Muchos de estas transducciones se desencadenan por la unión a los
receptores de la membrana celular, que comparten varios elementos con los inducidos
por el almacenamiento de la memoria.(17,18,19) Sin embargo, esta relación no es tan
específica porque ciertos pasos se repiten en otros fenómenos del macroproceso de la
plasticidad neuronal.