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primer lugar de intensidad, induce a pensar que se debe profundizar en su estudio para
esclarecer más su etiología. Estas emociones han sido identificadas por otros autores en
estudios con pacientes adictos y devienen foco de interés por su valor clínico, ya que se
asocian a testimonios relevantes relacionados con las adicciones como guías para
perfeccionar el diagnóstico y perfilar una estrategia psicoterapéutica que augure mayor
efectividad.
(2,12)
Se considera que un diagnóstico de depresión genérico, como suele dictaminarse en el
paradigma categorial, es insuficiente, porque faltan elementos que describan mejor al
individuo. Por tanto, al detallar el espectro de emociones negativas que poseen
significación clínica para el paciente, se puede entonces avanzar en la personalización
del diagnóstico psicopatológico y con ello personalizar la intervención psicoterapéutica.
Las comorbilidades emocionales, por tanto, no se circunscriben solamente a categorías
diagnósticas, sino, que se extienden a emociones negativas concretas, que llegan a
alcanzar significación clínica para quienes sufren. Su abordaje en psicoterapia contribuye
a potenciar la efectividad del tratamiento. Tales emociones ayudan a identificar traumas
psicológicos y conflictos personales que demandan ser tratados.
(2)
Concluyendo, la ansiedad se identificó en el 83 % de los pacientes mientras que la
depresión en el 96,2% oscilando entre los niveles altos y medios como estado, mientras
que en la ira predominaron el nivel bajo en el 62,5 % y el nulo en el 31,3 %.
El 26 % de los pacientes presentó un déficit considerable de asertividad, mientras que en
un 44 % el nivel medio de esta habilidad social induce a considerar que requieren
entrenamiento asertivo como las de niveles bajos. Por lo que se considera que el 70 % de
los casos requiere intervención en esta área, la que se relaciona además con el
entrenamiento en afrontamiento exitoso de recaídas en el consumo.
Se identificó un conjunto de vivencias negativas de significación clínica para los pacientes
dada su intensidad y de valor para los terapeutas, por representar guías para el diseño de
intervención personalizado. Las vivencias predominantes fueron: desconfianza,
inquietud, ansiedad, tristeza, angustia, irritabilidad, apatía y sufrimiento.
Agradecimientos
Se agradece, en primer lugar, la anuencia de la dirección del Hospital Psiquiátrico de La
Habana y, en especial, al Dr. Salvador González Pal, Director del Consejo Científico, para
que fuese posible llevar a cabo el presente estudio en esa institución de salud. Se
agradece también a los revisores del manuscrito, por su apreciable labor para garantizar
la calidad de las publicaciones, así como la protagónica participación de la entonces
estudiante Yudith Santana Gallardo, trabajo que le permitió defender su diploma en
Psicología.