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adictivo, es por ello que transformar esta conducta resulta difícil y se recomiendan
terapias cognitivo-conductuales individuales y personalizadas.
Según Meza y Quimi,
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se denominan estrategias de afrontamiento como la agrupación
de acciones ejecutadas por las personas con el fin de frenar, amortiguar o anular las
situaciones amenazantes o estresantes. En este caso, se ha confirmado que los
participantes consumidores frecuentes de bebidas alcohólicas utilizan las diversas
estrategias de afrontamiento con el mismo fin, el cual sería enfrentar e incluso intentar
erradicar el evento estresor.
Dada las características de esta enfermedad y su repercusión en bio-psico-social, como
anteriormente se explicó, favorece problemas de salud individuales y familiares,
repercute en la disfuncionabilidad familiar e incrementa el rechazo social, en los
ámbitos comunitario, escolar y laboral, es por ello que estos pacientes cada vez son
renegados de estos escenarios y desplazados hacia la marginalidad.
En la investigación de Lago da Silva y otros,
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para la efectividad de la rehabilitación
psicosocial del alcohólico, los parientes reconocieron no solo la necesidad de reducción
de la sintomatología, sino también la importancia de que ellos se inserten en los
espacios sociales. Los familiares refieren la dificultad que estos pacientes encuentran
para que se inserten en el mercado del trabajo. Los familiares reconocen las
potencialidades y las calificaciones para ejercer las funciones sociales, sin embargo,
ellos entienden que el alcohólico bajo los efectos de la bebida enfrenta rechazo social.
La propuesta de intervención realizada por Ardoche Vilar y otros,
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utilizó el método
orientador porque promueve el cambio cualitativo desde lo cognitivo a lo formativo,
involucra a los comunitarios a adoptar una forma responsable en la identificación del
alcoholismo en sus familiares, vecinos, amigos e incluso en ellos mismos, los motiva a
alejarse del alcohol luego de tener conocimientos previos de la problemática en
cuestión y lo aprovechan en su gran magnitud para promover los cambios individuales
en su modo de actuar y llevarlos en forma de experiencias vividas a sus grupos sociales,
teniéndose en cuenta que lo consumidores de alcohol comienzan a reconocer la
importancia que reviste alejarse de ese mal hábito e insertarse en la sociedad
mejorando así su personalidad.
En el trabajo de Pérez-Jiménez,
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los participantes parecen coincidir en que la familia
ejerce una influencia muy importante ya que es el primer escenario donde el ser humano
comienza a socializar con otras personas y por el significado que esas personas tienen
para sí. Los factores sociales incluyen: la facilidad de consumo de alcohol, la aceptación
social del consumo de alcohol, estilos de vida de estrés, etc. Esta toxicomanía propicia
crisis familiares, accidentes, violencia, desintegración de la familia, abandono o pérdida
del trabajo y el estudio, desviación del ingreso económico, exterminio del patrimonio
familiar, destrucción de las relaciones sociales, hijos que imitan esta mala conducta.
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El médico y la enfermera de la familia pueden ofrecer información sistemática sobre el
alcoholismo realizando diferentes labores educativas de salud con diferentes técnicas y