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dorsolateral de la CPF; así como en la coincidencia de resultados con otras
investigaciones previamente analizadas.
(11,12)
Asimismo, es importante referir que, esta alteración global de los recursos funcionales
se verificó, sobre todo, a nivel de la memoria de trabajo, considerando también la
memoria espacial, de corto plazo, codificación, reconocimiento, recuperación de datos
y memoria prospectiva; del lenguaje, con incidencia en el procesamiento semántico,
comprensión, fluencia verbal, clasificación semántica y procesamiento no verbal; entre
otros, como la atención, el procesamiento de estímulos emocionales y la respuesta a
ciertos tipos de afectos.
(1,7,8)
Estas limitaciones neuropsicológicas parecen tener una
relación directa con el bajo desempeño de las funciones ejecutivas y metacognitivas,
componentes básicos del funcionamiento dorsolateral.
(10,11)
En cuestiones de la operatividad del área dorsolateral debe considerarse la eficiencia
ejecutiva, desde la flexibilidad mental y la creación, supervisión y resolución de
problemas; y la metacognición, mayormente desde sus relaciones con el monitoreo y
ajustes de la actividad, con relación a acciones continuadas.
(15,20,21)
Los cambios identificados durante este estudio, entre consumidores activos y no
consumidores, presentan diferencias altas, pero no necesariamente significativas.
Respecto a esto, se podría indagar sobre un reajuste funcional y progresivo de la CPF y,
consecuentemente, de las funciones neurocognitvas, aunque los resultados de la BANFE
II no permitan identificar dicho reajuste, pero la retroalimentación neuropsicológica sí
lo permite.
(17,20)
Los electrodos de retroalimentación de la actividad neurológica, representados en la
retroalimentación neurológica (neurofeedback) como canal A y B, electrodo izquierdo y
derecho, respectivamente, reportan diferencias estadísticamente significativas cuando
se comparan las lecturas del grupo de abstinencia con el grupo de no consumo. Estas
puntuaciones altas y significativas en el hemisferio izquierdo de los participantes del
grupo de abstinencia indican una activación hemisférica más constante y activa, o sea,
un desempeño mayor en las conductas logísticas y repetitivas, en el establecimiento y
consolidación de rutinas, pensando que su periodo de rehabilitación está absolutamente
relacionado con procedimientos sistematizados y horarios preestablecidos.
(22,23)
Si consideramos que el hemisferio izquierdo es más lógico y analítico y, como tal, con
mayor relación hacia los procesos cognitivos y operaciones mentales que permiten una
interacción social adaptativa, entre los principales procesos se encuentra la capacidad
de inferir o suponer situaciones o acciones casuales, comprender el comportamiento
ajeno, empatizar y procesar emociones; entonces, se puede indagar sobre ciertas
mejorías.
(1,6,7)
Aunque estos procesos pueden verse afectados como consecuencia de
otros elementos cognitivos, como son los esquemas mentales, que representan las
conceptualizaciones acerca de la persona y de las cosas del mundo, bien se pueden
considerar como las representaciones de un constructo debidamente organizado que
infiere sobre situaciones, acciones, creencias, principios y demás abstracciones sociales
que son necesarias para adaptarse a lo social.
(6,8,9)