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Cada paciente tenía su propio patrón de emociones negativas, el cual se originó en
eventos psicotraumáticos puntuales, tales como: haber sido víctima de abusos sexuales
por un padre, haber sufrido un ataque de pánico en la infancia del tipo de ansiedad de
separación, haber sufrido maltratos físicos y psicológicos por el padre alcohólico, haber
presenciado violencia física y verbal sistemática contra la madre por parte de un
padrastro así como maltratos psicológicos a su persona, haber sido muy afectado por el
divorcio de sus padres, entre otros tantos eventos vitales negativos que dejaron una
clara impronta con vigencia sintomática no asistida antes.(21)
Los resultados evidencian la pertinencia de enfocar la asistencia en las afectaciones
emocionales de rasgo al identificar eventos vitales negativos y emplear la experiencia
correctiva en su tratamiento. Sea que las afectaciones emocionales surjan antes o
después de contraer una adicción, lo cierto es que se produce una alianza entre ambos
trastornos y las emociones negativas potencian el ansia. De ahí la importancia práctica
de este trabajo. Al paciente le será más fácil conservar la abstinencia si vivencia
bienestar emocional.
Otra implicación práctica de este trabajo es que con independencia de que se continúe
realizando psicoterapia grupal con grupos grandes, se deben planificar también sesiones
de psicoterapia con grupos más pequeños, de hasta 10 participantes. Esto si se requiere
trabajar la experiencia correctiva en casos con afectaciones emocionales como las
descritas y crear así un ambiente terapéutico que favorezca la efectividad asistencial.
Estos patrones emocionales negativos evidencian que existen formas frustres o
atenuadas de duelos patológicos, de trastornos de estrés postraumático y de trastornos
de adaptación, los cuales, al no haber recibido una debida asistencia psicoterapéutica
han estado incidiendo en el malestar de los sujetos y se han convertido en un factor de
riesgo para contraer una adicción o complicarla.
El grupo estudiado al inicio se caracterizó por presentar ansiedad media de estado y de
rasgo, depresión alta de estado y de rasgo, presencia de otras emociones negativas
devenidas en patrón emocional que incidían en la disfuncionalidad social que
presentaban. Poseían una conciencia de enfermedad de predominio contemplativa y
habían sufrido eventos psicotraumáticos que dejaron secuelas psicológicas.
Se diseñó e implementó un programa psicoterapéutico adecuado a los hallazgos
psicopatológicos y a las características administrativas de la institución (la
programación de las sesiones de esta modalidad no interfería con las programadas por
el servicio asistencial).
El programa implementado resultó efectivo para contribuir a la superación de las
afectaciones emocionales (ansiedad, depresión, y otras), así como a la potenciación de
su bienestar psicológico, propiciado por la estrategia de coordinación grupal
participativa.
La evaluación final reflejó que tanto la ansiedad como la depresión disminuyeron, pero
la depresión de rasgo fue la que se redujo más y con significación estadística. Se